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Guillermo Lasso, nuevo presidente electo de Ecuador

Tras una larga jornada y con las encuestas en contra, Guillermo Lasso, candidato de la alianza conservadora CREO-PSC, gana las elecciones presidenciales celebradas este domingo en Ecuador.

El nuevo presidente electo cantó victoria cuando se conoció que obtuvo el 52,50% de los votos con el 97,79% de las actas escrutadas de la segunda vuelta, cinco puntos por encima de su rival, Andrés Arauz, el delfín del expresidente Rafael Correa (2007-2017).

“Desde el 24 de mayo, como su presidente, me dedicaré a construir un proyecto nacional que continúe escuchando a todos porque este proyecto será de todos ustedes, de todos los ecuatorianos (…). Hoy, ustedes han resuelto que eso sea así, que iniciemos una época de encuentro en la que los 17 millones de ecuatorianos podamos trabajar juntos”, fueron las primeras palabras de Lasso tras conocer su triunfo desde el palaciones de convenciones en la ciudad de Guayaquil.

La victoria de Lasso, que ha llevado la delantera a lo largo de casi todo de el vertiginoso escrutinio, ha sido la gran sorpresa en el país suramericano, donde ha logrado aglutinar el apoyo de los votantes después de que Arauz ganara en la primera vuelta celebrada el 7 de febrero, por una diferencia de 12,98 puntos porcentuales.

Exbanquero y candidato presidencial en las otras dos ocasiones anteriores, una contra Correa en 2013, y la segunda contra Lenín Moreno en 2017, Lasso había asegurado que esta iba a ser la última vez que se presentaba a la liza electoral, pero la tercera parece haber sido la vencida.

El voto nulo, el ganador invisible de las elecciones

Según las cifras del Consejo Nacional Electoral (CNE) más de un millón y medio de ecuatorianos depositaron en las urnas un voto nulo, lo que representa un 16,29% de los 98,40% de los votos escrutados. Un hecho sin precedente en el país.

El promedio histórico se sitúa por encima del 9 %, y la cifra más alta del voto nulo en la historia reciente del país se produjo en la primera vuelta presidencial en 2006, que alcanzó el 11,80 %.

El fenómeno se debe al llamamiento del excandidato indigenista Yaku Pérez, que pidió a sus simpatizantes rechazar a las propuestas de Lasso y Arauz tras haber considerado fraudulenta la primera vuelta que tuvo lugar el 7 de febrero.

Pérez denunció que en esa votación fue objeto de fraude e inconsistencias electorales, si bien los organismos competentes desestimaron su petición de un recuento de votos en varias provincias del país, quedando según los resultados oficiales a 32.000 sufragios del conservador Guillermo Lasso.

Y a pesar de que su candidatura presidencial no prosperó, cu movimiento político cosechó en las legislativas de febrero la mayor representación de una formación indígena en el Parlamento de Ecuador, convirtiéndose en la segunda fuerza política con 26 asambleístas.

Por “voto indígena” se entiende el voto de esa población, que representa hasta el 7 % del país, y todos aquellos de otros grupos que se identifican con su agenda social y ecologista, que en su conjunto le dieron a Pérez casi un 1,8 millones de votos en la primera vuelta.

Una jornada electoral vertiginosa

Estaban llamados a las urnas 13 millones de votantes para la segunda vuelta de las presidenciales y elegir entre el izquierdista Andrés Arauz y el liberal Guillermo Lasso.

Arauz, que no está empadronado en el país, acompañó a una comerciante a ejercer su derecho al voto en el sur de Quito. Desde el colegio pidió “unidad”, una unidad que, dice, él representa, para solucionar los problemas de la gente.

“Solo queremos que haya un Gobierno de unidad, de todos y no sólo de unos pocos, que atienda a la mayoría, que dé soluciones a los problemas”, afirmó Arauz. “Nosotros estamos aquí justamente para eso, para poder dar soluciones a los problemas de los ecuatorianos. Lo vamos a hacer con sencillez, con humildad”.

A sus 36 años, Arauz esperaba convertirse en el jefe de Estado más joven de América Latina. Pero aunque en la primera vuelta se impuso con holgura a sus rivales, este domingo el resultado lo tomó totalmente desprevenido, como muchos.

Su rival, el centroderechista Guillermo Lasso, prometió un país de oportunidades y “libre”. Lasso, que votó a las diez de la mañana en la ciudad costera de Guayaquil, pidió a los votantes una “oportunidad para servirlos”.

“Todos aspiramos a un Ecuador de oportunidades, a un Ecuador libre, donde todas las familias ecuatorianas puedan alcanzar la prosperidad”, dijo Lasso. Asimismo, a un Ecuador donde “toda mujer se sienta protegida, respetada, cuidada, donde todos los miembros de la comunidad LGBTI sientan la protección y el respeto para que nunca más sean estigmatizados, discriminados y tengan las mismas oportunidades de desarrollo profesional y académico que cualquier otro ecuatoriano”, agregó.

Guillermo Lasso tiene por delante el reto de afrontar la creciente pobreza y el desempleo además de la deuda heredada de los anteriores Gobiernos que dejó a Ecuador sumida en una dura crisis económica desde 2019, ahora agravada por la pandemia.

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